Un gran impulso para el desarrollo local: Staycation

La coyuntura que vivimos por la pandemia reflota con fuerza una tendencia que nació en Estados Unidos, conocida como “staycation”, y que venía afianzándose por las sucesivas crisis económicas. Se trata, ni más ni menos, que de vacacionar en nuestra misma ciudad de residencia o en lugares naturales no muy alejados, lo que beneficiará al turismo sustentable de cercanía y a las comunidades autóctonas que ofrecen sus productos.

Allá por 2003, un periodista de Carolina del Sur escribió un artículo en el que describió cómo logró pasar nueve días mirando deportes en televisión mientras cuidaba a su pequeño bebé. A esa experiencia la bautizó como “staycation”, que vendría a ser algo así como “vacaciones en casa”, por “stay” (permanecer/quedarse) y “cation” (que deriva de “vacation”, vacaciones). Luego, por la crisis inmobiliaria de 2007, el término se popularizó en Norteamérica, en donde gran parte de la población atravesó graves avatares económicos que le impidió emprender grandes viajes. Por lo que comenzaron a experimentar el hecho de vacacionar en sus mismas propiedades o en lugares muy cercanos.

De esta forma, las familias aprovecharon para cocinar junto a sus hijos, acampar en el jardín y divertirse con juegos de mesa, entre otras actividades hogareñas. Otros organizaron salidas por la ciudad, como por ejemplo reservar una noche de hotel para descansar luego de un paseo de compras, la visita a algún museo o cualquier otra actividad citadina. Con presupuestos más ajustados y con la llegada del coronavirus, las
“Vacaciones en casa” toman, en la actualidad, más impulso que nunca y evolucionó al punto de instalar en el imaginario colectivo no sólo el ocio in situ sino los viajes cortos, a destinos naturales de cercanía. Lo que se transformó en una excelente oportunidad para el desarrollo local y el turismo de cercanía. En un informe reciente, la Secretaría de Turismo del Estado de México indicó que durante un extenso período de tiempo la mayoría de los viajeros optarán por salir con su propio automóvil, en familia, para pasar unos días en lugares a no más de 500 kilómetros de sus residencias.
Por decantación, esta modalidad va en línea con el “turismo slow”, que promueve vivir el presente, tomándose el tiempo necesario para disfrutar de la vida, hoy más que nunca, en parajes naturales, que serán los protagonistas indiscutidos en la nueva normalidad porque facilitan el distanciamiento social, dada sus cómodas extensiones, evitando las aglomeraciones, nada recomendadas en la actual situación epidemiológica.

En Argentina son innumerables los destinos de cercanía que cumplen con estas características que experimentarán un importante desarrollo. Allí las comunidades se beneficiarán con la venta de sus productos, con la contratación de los servicios de excursiones, talleres, gastronomía o alojamiento entre otros. Y si la opción seleccionada es una ciudad, como puede ser Buenos Aires, Córdoba, Rosario o Mendoza, entre tantas otras metrópolis nacionales importantes, las alternativas se repartirán entre las visitas a los cascos históricos, plazas o parques, circuitos culturales y vivencias artísticas en primera persona. Experiencias alcanzables y sustentables para todos los presupuestos, con condiciones sanitarias seguras e innumerables actividades para regocijarse sin alejarse mucho de casa.

Beneficios de la práctica del “staycation” o “Vacaciones en casa”:

  • Promueve la economía y el desarrollo local.
  • El visitante no sólo disfruta sino que consume productos y servicios autóctonos.
  • Evita el estrés que genera la organización de un viaje de larga distancia.
  • Disminuye la huella de carbono, una característica frecuente en los destinos turísticos alejados.
  • Permite redescubrir sitios cercanos, que tal vez teníamos olvidados o poco valorados.
  • Brinda tranquilidad a cerca de la situación sanitaria, lo que posibilita deleitarnos con el entorno natural, sin aglomeraciones, de manera segura.
  • Posee un costo menor, con presupuestos más accesibles que se adaptan a los bolsillos de todos los viajeros.