Redescubrirse, el camino que transitarán muchos alojamientos

El “coliving” es una modalidad que ponen en práctica, básicamente, los grupos de individuos con intereses en común: laborales, estudiantiles y turísticos. Previo a la pandemia estaba creciendo en adeptos, impulsado, sobre todo, por los millennials, y en estos momentos, de crisis no sólo sanitaria sino también económica, empujará a varios hoteles a reconfigurar sus servicios, sus finanzas y a generar ingresos lo más rápido posible.

El antecedente más cercano es Airbnb, uno de los primeros en ofrecer la alternativa de compartir la estadía entre los más jóvenes, quienes buscaban posibilidades más flexibles. Además, un montón de edificios en Estados Unidos y Europa, tienen desde hace un buen tiempo la alternativa de cobijar bajo un mismo techo a varias personas, que además de compartir departamentos totalmente equipados alternan espacios comunes como: salas de estudio, recreación, terrazas, una cocina comunitaria, piscina, solarium, gimnasio, laundry, microcine, quincho, parrillas y sala de juegos, entre otros.

La génesis del “coliving” hotelero nace de la fusión entre los servicios de los sitios de alquiler temporario y este tipo de propiedades. Potenciado por la crisis epidemiológica sin precedentes que sacudió al planeta, los dueños de innumerables alojamientos deben hallar rápidas alternativas para recomponerse y no perder ganancias en un mercado que se diversificará todavía más que antes. Y las oportunidades que poseen para generar ingresos podrían ser más veloces si eligen transformarse.

Si pensamos que los cambios en la vida cotidiana llegaron para quedarse, y que trabajar desde casa será moneda corriente para centenares de empleados, estos sitios de convivencia se impondrán con más fuerza, ofreciendo una oficina para que cada quien realice sus funciones profesionales a metros de su residencia, en vez de tener que viajar. Los expertos en el rubro inmobiliario ven con muy buenas perspectivas a los hoteles que se animen a redefinirse, con una inversión que a priori resultaría muy baja. “Por ejemplo lo hoteles de 3 y 4 estrellas, con superficies totales de 3000 a 6.000 metros cuadrados y con entre 80 y 200 habitaciones de hasta 35 m2, deberían destinar unos 6 mil dólares para reequipar cada cuarto y convertirlo en un departamento con kitchenette, bacha con agua fría y caliente, mesada, alacena, un pequeño guardarropa, un escritorio o desayunador y otras comodidades. Y los lugares más amplios podrían ser destinados a los espacios de uso compartido”, explicó recientemente en una entrevista Laura Matta, encargada de Marketing de Casa Campus, la única empresa operadora de coliving de la Argentina.

Será cuestión de que los hoteleros tomen lápiz y papel, tengan a mano la calculadora y evalúen con tranquilidad, pero con la celeridad que la situación exige, esta posibilidad de transformarse y formar parte de un mercado cada vez con mayor demanda que necesita de ofertas constantes.