Un hospital que respeta la diversidad cultural
El departamento de Aluminé, en la provincia de Neuquén, tendrá el primer centro de salud intercultural del país, que llevará por nombre Ranguiñ Kien, y en donde se practicará la medicina pública convencional y también, la mapuche.
Con el marco jurídico y legal el convenio número 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que establece el derecho que tienen los pueblos originarios de ser consultados para ajustar los parámetros de atención médica a sus tradiciones y cultura, se lleva adelante este emprendimiento, del que participa el equipo técnico del área de salud provincial, el de salud rural del Hospital Aluminé y las comunidades mapuches Aigo y Huenguihuel, que se ocupan de la mano de obra.
El diseño tiene forma de medialuna y cuenta con una superficie de 522 metros cuadrados. Funcionará en el paraje Epu Pehuén, territorio de los pobladores locales antes mencionados, y según explica Fabián Gancedo, médico rural: “Habrá un lugar para hacer fogones, para los curadores mapuches, los componedores de huesos, para los yerbateros, y un espacio ceremonial para el machi, la máxima figura de la ceremonia curativa indígena. Es que la biomedicina actual no alcanza a suplir las necesidades de salud de ellos, que consideran en sus curaciones a la familia, el pasado y el ambiente”. De esta manera, los pacientes podrán contar con el apoyo de un culto religioso en su habitación, así como recibir hierbas y brebajes milenarios de su pueblo.
Un detalle significativo es la orientación de las camas, que mirarán hacia el este, un punto cardinal que el mapuche relaciona, desde la mirada empírica, con la buena salud, además del buen tiempo, una buena cosecha y la abundancia. Por el contrario, varios de sus miembros se molestaban cuando estaban internados en las clínicas de la región y quedaban orientados hacia el oeste, que está relacionado con la enfermedad y la muerte, así como también con la oscuridad, el viento maligno, la lluvia dañina y la ruina del cultivo.
Lorenzo Loncón es “werken” (que significa “mensajero”) de la Confederación Mapuche Neuquina y “lawentuchefe” (como se denomina a la persona especializada en plantas y su respectivo uso orientado a la salud). Sobre la medicina milenaria de sus descendientes, explica: “Siempre ha sido transmitida en forma oral, por eso la manera más rápida de aprender es escuchando, oliendo las plantas y teniendo memoria de para qué sirven. La concepción occidental es separar todo, al hombre de la naturaleza, a la cultura de la naturaleza. Para nosotros, en cambio, es una unidad. La medicina milenaria ha demostrado que si es natural es mucho mejor que una combinación química o sintética. Y además, si todas las culturas somos distintas, también las prácticas médicas deben ser apropiadas a cada una y tiene que haber disponibilidad para realizarla. La otra diferencia es que para nosotros la medicina es para compartirla, no para tener un sistema de patentes y encarecer un producto. Si tenemos un saber y podemos ayudar a un vecino, aunque no sea mapuche, lo hacemos”.
Los médicos científicos y los curanderos tradicionales trabajarán de esta forma en el mismo hospital, pionero en su tipo de la Argentina. Un orgullo neuquino y también nacional, que demuestra que es posible la convivencia respetuosa entre diferentes culturas, y más todavía cuando se trata de la salud, ni más ni menos.